SLO.
HTR.
Y lo que surja.

Vuelos de golondrina
El nuevo inquilino en casa.

Iba paseando con mi hermana Alejandra y mi perro Lucano, por la calle hacia el parque. Cuando llegamos vimos un perro blanco abandonado en una caja de cartón. Me dio tanta pena que le pregunté a Alejandra si nos podíamos quedar con el perro, para que le hiciera compañía a Lucano.

- Alejandra, ¿nos podemos quedar con ese perrito?- Pregunté. 
- Papá y mamá no nos dejarán, y lo sabes.- Respondió ella. 
- Ya pero... y si les preguntamos, ¿tu tienes ahí el móvil?- Volví a preguntar con tono triste. 
- Sí, lo tengo aquí pero no sé...- Respondió. 
- Si no lo intentamos nunca lo sabremos. además, piensa que es un perro indefenso que no tiene hogar, como Lucano cuando vino a casa.- Dije, estaba tan empeñada en llevarlo a casa que no quise decir otras cosas, quería quedármelo. 

Alejandra se quedó un rato pensando, pero por suerte en el mismo parque, papá y mamá venían para ver por qué tardábamos tanto. Cuando los vi, cogí la caja y se la enseñé, me miraron con cara de enfado. 

- Ya tenemos uno en casa, Wendy.- Dijeron los dos a la vez.
- Ya lo sé, pero está solo, mirad la carita tan bonita que tiene.- Dije con voz ilusionada. 

Al principio se quedaron como Alejandra. Lucano empezó a ladrar al perro, y se pusieron a jugar juntos. 

- Ves, papá, a Lucano también le gusta.- Dije, muy contenta. 
-Si, pero... ya tenemos uno.- Dijo el desilusionado. 
- Bueno, donde cabe uno caben dos, ¿no, cariño?- Dijo mamá con una sonrisa en la cara de oreja a oreja. 
-Está bien, vamos a casa, el perro, se queda.- Dijo ilusionado. 
-¡¡¡BIEN!!!- Gritamos Alejandra y yo.

Cuando llegamos a casa, pusimos al nuevo inquilino en el suelo junto a Lucano, lo miramos bien y como era tan blanco, tan blanco le pusimos Copito. 

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